Babysitting Series

“La coreógrafa surafricana Robyn Orlin presenta la videoinstalación Babysitting series, una serie de grabaciones protagonizadas por los vigilantes de las salas de grandes museos internacionales como el Louvre, Beaux Arts de Lille y Agustiennes de Toulouse.

En Naves Matadero, además de Babysitting series (del 15 al 24 de marzo) ofrecerá una conferencia performática, Una hora con Robyn, en la que cada espectador se convierte en un actor que se involucra en el proceso creativo de la prestigiosa coreógrafa y que puede experimentar en primera persona cómo la coreógrafa sudafricana trabaja en sus piezas. (Nave 11. Miércoles 20, 20:30h.).

A través de sugerentes metamorfosis de su cuerpo híbrido y juguetón, atrapado entre el pecado, la decadencia y la brillantez, según escribió la crítica del periódico Libération tras su estreno en el Festival Montpellier Danse en Junio de 2016 “Albert Ibokwe Khoza se transforma en un curandero tradicional, un ejecutante más grande que la vida y una criatura transgénero envuelta en capas de celofán como si estuviera involucrada en un rito mortuorio, del cual parece emerger como una mariposa de una era antediluviana … ¿O bien empaquetado como mercancía? En cualquier caso, este ogro lujurioso, codicioso y grotesco de una criatura adornada con plumas parece presentarnos una versión de estilo pop africano de los Pecados Capitales del Bosco”.

Albert se rebeló desde que pasó por la Universidad del Witwatersrand, cuando rehusó leer libros sobre danza. En ellos se mostraba lo que debía y no debía ser la danza, según ideas eurocentristas y Albert decidió inspirarse en la metodología de bailarines africanos como Robyn Orlin, Athena Mazarakis, Mandla Mbothwe, Gregory Maqhoma, Gerard Bester y Nhlanhla Mahlangu. Albert siente que el teatro, la danza y el arte en general son armas que recuerdan, golpean, infligen, conciencian y crean cambios.

“Pienso en esta pieza como un ‘réquiem para la humanidad’, hecho por mí para un actor de la próxima generación de sudafricanos… lleno de nociones positivas e inquisitivas… tratando de vivir con la destrucción que seguimos creando. Y que continúe sirviendo para las próximas generaciones… preguntándose si es posible, como sudafricanos, colonizar Mozart y al mismo tiempo usar lo cotidiano como un vehículo…”, explica la coreógrafa Robyn Orlin”.

(Texto de Matadero Madrid).