Burlando a Lope

LAS DOS BANDOLERAS

Esto de las “dramaturgias”, tan necesario en algunos casos, parece en otros puro afán de reescritura  allí donde ya hay algo válido. Cierto que Las dos bandoleras, tragicomedia sobre dos hermanas que se echan a los montes de Toledo para apiolar a todo el género masculino tras perder su honor con dos soldados esquivos al matrimonio, no es el Lope de Vega más redondo, pero no le faltan diálogos hermosos, como uno entre las dos hermanas escrito en anadiplosis.

Marc Rosich, que ha realizado brillantes trabajos –¿qué hubiera sido, sin su talento, de la adaptación de Plataforma, complejo libro de Houellebecq?–, ha convertido esta comedia poco habitual rescatada por la Compañía Nacional de Teatro Clásico y el FEI en una doble obra: dice el programa de mano que hay en la versión “fragmentos” La serrana de la Vera del propio Lope, con la que comparte temática, aunque no tantos detalles como los que vinculan al texto con la Serrana más conocida, la de Vélez de Guevara: esta última, al igual que Las dos bandoleras, transcurre en vida de Fernando el Católico y en ambas el propio Rey saldrá indemne, por ser quien es, de un encuentro con la fatal furia vengadora femenina.

Allí donde la aventura de las burladas Inés y Teresa avanza con fluidez, Marc Rosich ha encajado los pasajes más morosos de ‘La serrana de la Vera’ y el espectáculo se alarga y se resiente

Al margen de estos matices, el problema es que, más que fragmentos, Rosich ha colado media Serrana y el espectáculo se alarga y se resiente: allí donde la aventura de las burladas Inés y Teresa avanza con fluidez, el dramaturgo ha encajado los pasajes más morosos de la Serrana, como el drama del enamorado Don Carlos y sus lamentos ante Leonarda.

Es una pena, porque esta Dos bandoleras podía haber sido una revisión amena y fresca del  tema de las mujeres castradoras, rara avis de la literatura áurea. Lope, que apuesta por la comedia, las perdona a su manera: genial el gesto de incredulidad de Helio Pedregal –el mismo que el del espectador– cuando su Colmenero Mayor, una suerte de capitán de patrullas civiles con permiso del Rey para capturar y ejecutar a ladrones, ve perdonados de un plumazo los muchos y graves crímenes de sus hijas. Claro que si hoy nos tragamos Juego de Tronos, por qué no asumir que lo que vemos en escena es una convención.

Los trabajos de las dos protagonistas distan de la media de calidad vista en la CNTC. Carmen Ruiz apenas sale del gesto que mejor le funciona; a Macarena Gómez le pasa casi lo contrario

Por ese motivo mismo funciona la esquemática serranía diseñada por Paco Azorín en una escenografía resuelta en enormes cubos dorados, que recuerdan a las piritas tan habituales en España. La dirección de Carme Portaceli abunda en intención política, aunque quien firma no acabe de entender qué pintan un Rey vestido de almirante con capa, a la manera de Franco, y un noble trocado en falangista, en una obra que nada tiene de política y sí, acaso, de reflexión sobre la justicia y la condición de la mujer. En fin, cada época tiene sus modas. 

El nivel actoral no ayuda. Los trabajos de las dos protagonistas distan de la media de calidad vista en la CNTC. Carmen Ruiz apenas sale del gesto que mejor le funciona; a Macarena Gómez le pasa casi lo contrario: trabaja mucho mejor la gestualidad y está muy divertida a ratos, pero convierte a su Inés en una parodia de femme fatale al comienzo y en una arpía sanguinolenta después. Mejor están los Lope y Pérez de David Luque y Álex Larumbe, en los que se aprecian más tablas clásicas, el estupendo Triviño de un sólido Helio Pedregal y el divertido Orgaz de David Fernández «Fabu».


Autor: Lope de Vega. Dramaturgia: March Rosich y Carme Portaceli. Dirección: Carme Portaceli. Escenografía: Paco Azorín. Iluminación: María Doménech. Vestuario: Antonio Belart. Reparto: Carmen Ruiz, Macarena Gómez, David Fernández “Fabu”, Gabriela Flores, Helio Pedregal, Llorenç González, David Luque, Álex Larumbe, Albert Pérez. Teatro Pavón. Madrid.

Crítica publicada originalmente en La Razón, recogida en Notas desde la fila siete (Octubre 2014).

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