Chéjov decreciente

PLATONOV

Hay dos obras encerradas en Platonov. Una, magistral, recorre la primera parte, insólita para un texto de juventud de Chéjov considerado inacabado. Quizá lo fuera, pero el retrato de una sociedad finisecular decadente está a la altura de sus mejores dramas: podría ser un Tío Vania mezclado con El gatopardo. Ofrece ésta un disfrute de frases como cuchillas –se agotan los elogios para Juan Mayorga, que firma esta adaptación– en boca de personajes inmersos en conflictos. Entre ellos, brilla el ácrata Platónov, un hombre libérrimo, molesto para el poder que encarnan los oligarcas e incómodo para sus amigos, pues no calla ante la mediocridad.

Otra obra bien distinta aparece en la segunda parte, donde afloran dos pecados de juventud: la vehemencia y la impaciencia. Chéjov remata su ‘mäelstrom’ social con un folletín romántico

Otra obra bien distinta aparece en la segunda parte, donde afloran dos pecados de juventud: la vehemencia y la impaciencia. Chéjov remata su ‘mäelstrom’ social con un folletín romántico en el que cobra demasiado peso lo donjuanesco del protagonista.

En cualquier caso, se trata de un bello montaje del Centro Dramático Nacional, aunque la concepción escénica de Gerardo Vera, apoyada en lo estético –la austera escenografía, como el vestuario, remiten a su Rey Lear–, es vigorosa al comienzo y flaquea en paralelo al texto, según se satura de tragedia.

Lo que no tiene tacha, a grandes rasgos, es el reparto. Soberbios son el Platonov de Pere Arquillué, todo emociones, y la generala de Mónica López, una actriz con mayúsculas. Carmen Machi y Elisabet Gelabert redondean el apartado femenino con interesantes trabajos.


Autor: Anton Chéjov. Dramaturgia: Juan Mayorga. Director: Gerardo Vera. Intérpretes: Pere Arquillué, Mónica López, Carmen Machi, Elisabet Gelabert, María Pastor, Andrés Ruiz, Gonzalo Cunill, Antonio Medina, Roberto San Martín, David Luque, Sonsoles Benedicto, Jesús Berenguer, Toni Agustí, pep Cortés, Jordi Dauder, Raúl Fernández, Antonio de la Fuente, Paco Obregón, Yuri Sídar. Escenografía: Max Glaenzel. Vestuario: Alejandro Andújar. Iluminación: Juan Gómez-Cornejo. Música: Luis Delgado. Coreografía: Michelle Man. Teatro María Guerrero. Madrid.

Crítica publicada originalmente en La Razón, recogida en Notas desde la fila siete (Abril 2009).

Estrellas Volodia

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