Obama lo tiene crudo

NOVIEMBRE

Otro gallo hubiera cantado el pasado noviembre para Barack Obama si enfrente hubiera tenido a Charles “Chuck” Smith y no al sosainas de John McCain. Y, sin duda, el mundo habría salido perdiendo, aunque nos habríamos reído mucho. Porque el ficticio presidente estadounidense de la más reciente aportación de David Mamet a Broadway, November (2008), es un canalla egoísta, codicioso, homófobo, violento, beligerante, insolidario, extorsionador, totalitario y amoral, entre otras cosillas. Pero no tiene un pelo de tonto. Y eso lo convierte en un pantagruel de la democracia, inverosímil pero irresistible.

Para qué negarlo: Mamet pensaba en George W. Bush cuando moldeó a Smith. Es fácil ver en el candidato a reelección, arruinado y destrozado por las encuestas, al ya ex presidente en los momentos más bajos de su popularidad.

Éste no es el Mamet más certero o inteligente, le falta sutileza. Aunque en ningún momento la busca: el ritmo vertiginoso de esta comedia que transcurre por completo en el Despacho Oval revela las intenciones vodevilescas de un autor que no pretende repetir Glenngarry Glen Ross, sino divertir con una sátira feroz del poder al que lleva a absurdos de sátrapa (¿imaginan a un presidente exigiendo una “mordida” millonaria a los criadores de pavos bajo amenaza de “erradicar” el Día de Acción de Gracias?).

El ritmo vertiginoso de esta comedia revela las intenciones vodevilescas de un autor que no pretende repetir Glenngarry Glen Ross, sino divertir con una sátira feroz del poder

Aunque en poco se quedaría el texto, si no es por la dirección –José Pascual viaja ligero y sin pretensiones en una recreación realista, pero entiende a la perfección lo que significa “ritmo”- y los actores: el reparto es breve y está en su sitio, desde la lesbiana idealista de Ana Labordeta al cinismo encarnado del ayudante presidencial de Cipriano Lodosa.

Pero, sobre todo, está Santiago Ramos, que exprime toda su vena cómica en un personaje que es un torbellino in crescendo y que tiene la mayor parte del texto de la función. Y, por supuesto, las mejores frases. Está crecido, como si se dijera cada noche: “Yes, I can”.


Autor: David Mamet. Versión y dirección: José Pascual. Intérpretes: Santiago Ramos, Ana Labordeta, Cipriano Lodosa, Jesús Alcaide, Rodrigo Poisón. Teatro Bellas Artes. Madrid.

Crítica publicada originalmente en La Razón, recogida en Notas desde la fila siete (Enero 2009).

Estrellas Volodia

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *