El marmitako sigue al fuego

PROYECTO 43:2

¿Es fácil cocinar un marmitako? Lo parece: patatas, atún, tomate, cebolla, pimientos… y paciencia. Poco más. Es eso tan extendido por España llamado «cocina pobre». Sin embargo, sospecho que por más que me pusiera a ello, jamás le encontraría el punto. Y no sólo por mi nulidad en los fogones, sino porque las cosas a veces no son tan sencillas como aparentan, por más que la idea sea hermosa y cargada de buena intención. «Proyecto 43:2» es a la vez el nombre de una compañía teatral vasca y de un montaje que se desarrolla en una cocina de una familia de allí, metáfora del txoko o viceversa. A lo largo de esta breve pieza, saldrá a escena el complejo asunto del dolor y el perdón de las víctimas de ETA y, a la vez, se cocinará el típico plato de cuchara en vivo, en una ceremonia teatral y culinaria que nos habla de la ritualidad del teatro y trata de convencernos de la necesaria cooperación de la sociedad, pues cada actor va aportando algo al guiso.

A lo largo de esta breve pieza, saldrá a escena el complejo asunto del dolor y el perdón de las víctimas de ETA y, a la vez, se cocinará el típico plato de cuchara en vivo, en una ceremonia teatral y culinaria

Al padre de esta familia lo mataron los terroristas. La viuda y la hija tratan de sanar su dolor, de avanzar. El hijo, que se niega a hacerlo y partió lejos para dejar atrás la hostilidad de un entorno que a menudo ha tratado a los familiares de los muertos como apestados, vuelve para cenar en familia por el aniversario del atentado. Pero allí ha sido invitado también el novio de su hermana, que es abertzale –suena raro, sí, pero algún caso habrá–, con quien no se habla. El planteamiento de partida es interesante y valioso. Es bueno que el teatro aborde el tema de ETA. Hace poco pasó por Madrid una versión de «Los justos», de Camus, en clave vasca con detalles interesantes pero transfondo errado. Otra oportunidad desaprovechada es ésta por razones similares.

¿Por qué el teatro, que tan claro habla para denunciar otras cuestiones, se anda con paños tan tibios con ésta? Es curioso que en este montaje no se pronuncia el nombre de la banda criminal, quizá por refl ejo de la «omertá» imperante durante años. O quizá porque su mención debilitaría el mensaje de una obra que aboga por cerrar heridas y perdonar. Son fines loables, pero no se puede cargar a las víctimas con la responsabilidad del entendimiento cuando hay quienes no quieren pedir perdón. Ni esperar que cambien cuando y como convenga al resto de la sociedad. Unos eligieron matar y a otros les fue impuesta la muerte, la pérdida, el dolor de por vida.

¿Por qué el teatro, que tan claro habla para denunciar otras cuestiones, se anda con paños tan tibios con ésta? Escurioso que en este montaje no se pronuncia el nombre de la banda criminal

No mucho más sucede en este montaje de hermosa y austera puesta en escena –una cocina portátil, una mesa de madera y algunas sillas, donde el reparto presencia siempre en escena la acción– y de ritmo impecable. Está muy bien interpretado por sus cinco actores: el monólogo con que arranca, en boca de una estupenda Aurora Herrero –la madre–, es demoledor. Y, como ella, componen interesantes e intensos personajes todos, desde María San Miguel a Pablo Rodríguez, Ruth Cabeza y Alejandro López. Luego está el sempiterno “equilibrio”: el abertzale tiene también su momento, su diatriba, su visión de la historia. “¿A mí quién me resarce?”, lamenta, diciendo que “sólo” defendió sus ideas, que le han hecho brindar en el pasado por las muertes. ¿Resarcirle de qué? Por cierto, pese a todas las objeciones, quédense al final de la obra a compartir con la compañía un poco de marmitako. Está hecho con cariño y no les sale nada mal.


Dramaturgia: María San Miguel y Julio Provencio. Diseño de iluminación: Eleni Chiamadenaki. Música: Jorge Arribas. Reparto: Aurora Herrero, Alejandro López, M. San Miguel, Ruth Cabeza, Pablo Rodríguez. CNC-Sala Mirador. Madrid. Mayo 2015.

Crítica publicada originalmente en La Razón y recogida en Notas desde la Fila Siete (Mayo 2015)

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