El hombre de mundo

“El hombre de mundo (1845) es considerada el prototipo de alta comedia del XIX, una anticipación del teatro realista posterior. Escrita por Ventura de la Vega ( Buenos Aires, 1807) es la historia de un calavera atormentado por los celos. Una frase de esta obra, “Todo Madrid lo sabía, / todo Madrid menos él” se ha convertido en frase hecha.

Con sus amigos Larra y Espronceda, es uno de los principales fundadores de la tertulia romántica, El Parnasillo.

Poeta lírico y dramático, a mediados de siglo, modera su estética y política exaltadas hacia posiciones conservadoras, y es uno de los literatos más destacados del período. Sus poesías, a menudo de circunstancias, poseen finura y elegancia formal. Tanto en poesía como en teatro, es clásico y contrario al movimiento romántico, aunque algunas veces reciba su influencia. Los críticos destacan en este autor la excelente versificación y su respeto a la documentación histórica. Como comediógrafo sigue la estela de Leandro Fernández de Moratín  y Manuel Bretón de los Herreros y hace gala de un sistema de valores claramente burgués y de clase media, por medio de una comedia de salón realista y moralizadora. Se muestra, pues, un precursor del teatro de Adelardo López de Ayala y de la alta comedia de Jacinto Benavente.

Escribió libretos de zarzuela Jugar con fuego (1853), para Francisco Asenjo Barbieri  y también cultivó el drama histórico con piezas como Don Fernando de Antequera (1847) o La muerte de César (1865).

Conservador desde 1836, llegó a ser profesor de Isabel II  y director del Teatro Español en 1847, así como académico de la real Academia Española  en 1842; en su discurso de ingreso atacó al Romanticismo por su agresividad social”.