ENRIQUE VIII Y LA CISMA DE INGLATERRA
El mejor escribano hace un borrón. Y eso vale hasta para los que se llaman Lope, Tirso… o Pedro. El joven Calderón de la Barca que escribió La cisma de Inglaterra parecía querer complacer a la católica corte española con esta tragedia inasible en su fundamento ideológico. Problemas de estructura y ritmo al margen –aceptablemente resueltos por la versión de José Gabriel López Antuñano, y aun así le sobra algún largo monólogo–, es una tragedia sesgadísima, impropia del autor de El alcalde de Zalamea o La vida es sueño, algo que explica su contexto histórico. Continuar leyendo “Tan mala como Bolena”