SALVATOR ROSA O EL ARTISTA
El viernes, el Centro Dramático Nacional estrenó a Francisco Nieva. Era la segunda vez en cinco años y, como ocurrió con Tórtolas, crepúsculo y telón en 2010, el maestro recibió una ovación cerrada, aplausos sinceros de un público que había disfrutado con Salvator Rosa o el artista, un texto que parecía escrito no en 1983, cuando lo fue, ni tampoco ayer, sino probablemente mañana o dentro de otros treinta años. «¡Silencio! No quiero más disturbios ni más acusaciones. La espada flamígera de la justicia brillará sobre Nápoles desde este instante. Disolveremos a las turbas revolucionarias en nombre de la revolución». No piensen que quien así brama es un reaccionario insensible. Aunque sin duda pertenece a una élite, la del Arte, con mayúsculas, el que se sustenta en ideas y postulados firmes y coherentes, no el del arbitrio y el capricho. Y, sobre todo, el arte libre, liberado de prejuicios, ataduras, modas y oportunismos. Continuar leyendo “Nieva, el revolucionario”