FUEGOS
Herida por un amor no correspondido, Marguerite Yourcenar acudió en 1935 al mundo griego para encontrar en sus arquetipos y sus mitos los pilares del edificio de su desazón. Fuegos fue una colección de prosas líricas de profundo aliento poético. «Cuando estás ausente, tu figura se dilata hasta el punto de llenar el universo. Pasas al estado fluido, que es el de los fantasmas. Cuando estás presente, tu figura se condensa; alcanzas las concentraciones de los metales más pesados, del iridio, del mercurio. Muero de ese peso, cuando me cae en el corazón», le dice al hombre al que dedicó este oratorio, su dios terrenal que, como Aristógiton, prefirió a otro hombre. Continuar leyendo “Yourcenar, entre las llamas y los ‘flashes’”