Lepage en el País de las Maravillas teatrales

887

A Robert Lepage solo le falta una botellita con el letrero “bébeme”: como si fuera Alicia en un país de las Maravillas teatrales, el canadiense se embarca en un viaje sentimental y sociopolítico en un genial juguete escénico: el director, dramaturgo y actor planta en el escenario una enorme maqueta de uno de esos fríos bloques de viviendas sesenteros: el 887 de la Avenue Murray de Quebec. Es el lugar donde se crió. Lepage es un niño grande, aquí reducido por cercanía al tamaño de una casa de muñecas gigante. Un tipo genial que sigue creyendo que el teatro puede ilusionar, emocionar y ser mágico para un público de niños como él, aunque peinen canas. Y en este espectáculo nos abre las puertas de su memoria y su corazón. Hablamos de 887, el montaje con el que ha regresado a Madrid -esta vez a su periferia- y con el que, una vez más, ha demostrado por qué es uno de los grandes de la escena internacional. Continuar leyendo “Lepage en el País de las Maravillas teatrales”

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Joglars, con un par

¡QUE SALGA ARISTÓFANES!

Vaya por delante: el nuevo montaje de Joglars es de los que se aman u odian, pero difícilmente dejará a nadie indiferente. Esto es, como toda su producción. Son ya 60 años de hacer de moscas cojoneras del poder las que celebran aquellos locos de La Torna, Teledeum y Ubú President. Y si no se achantaron contra Franco, la Iglesia (cuando la Iglesia mandaba de verdad), el Vaticano, el Pujolismo o el independentismo, no lo van a hacer ahora. Les faltaba, claro, el nuevo estado de cosas, que son muchas y que, aunque no se menciona como tal en la obra, podríamos resumir en un neologismo que lo dice todo: woke. Continuar leyendo “Joglars, con un par”

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El negro futuro de Joglars

2036. OMENA-G

El futuro cercano que imagina Albert Boadella es desolador: una España desestructurada –la Federación Iberik–, hipnotizada por la televisión de encefalograma plano y el mal gusto y monopolizada por una entidad bancaria, “La Cacha”. En el año 2036, el español ha muerto: en su lugar se habla una neolengua reducida a abreviaturas de sms y jerigonza juvenil. Continuar leyendo “El negro futuro de Joglars”

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