¿Quién teme a Lucía Carballal?

LA RESISTENCIA

La resistencia es uno de esos textos dolorosos que hacen que nos revolvamos en la butaca incómodos y a la vez fascinados, atentos con nerviosismo a lo que desde el principio se presiente: la destrucción de una pareja. O, más bien, el lento enfriamiento de los rescoldos que quedan de una antigua hoguera. Eso, tan simple en su esencia, tiene en el impresionante texto de una joven voz de la dramaturgia española, Lucía Carballal, un ritmo, una exactitud y una belleza que cortan el aliento. Carballal ha escrito su particular ¿Quién teme a Virginia Woolf? con enormes distancias en los perfiles elegidos y en la historia, pero con la misma fuerza. Solo queda esperar a que Carballal nos sorprenda con su próximo trabajo, después de haber comprobado con este montaje y con Una vida americana que estamos ante una dramaturga de enorme poder y talento.

En La resistencia, Carballal nos planta ante un esquema clásico: dos personajes, Marta y David, amantes desde hace años y ya en plena madurez -ella, 47 años; él, 55- que por fin han cerrado el matrimonio que les impedía estar juntos libremente. Él tiene publicada su nueva novela y ella se resiste a leerla y parece distante. ¿Qué pasa entre ellos? Contarlo sería desvelar el análisis que Carballal realiza de esta pareja, una mirada tan dura como precisa y léxica en la que por una vez lo que se ambos dicen comenzará a imponerse a lo que no se han dicho en años. Y afloraráan así los celos, el mundo literario con sus esclavitudes y falsedades, la inseguridad, el reconocimiento, la fama, los papeles de hombre y mujer, el feminismo… Pero, por encima de todo ello, Marta y David se toparán de bruces con una gran pregunta no explícita: ¿qué significa amar?

El impresionante texto de Carballal, una joven voz de la dramaturgia española, tiene un ritmo, una exactitud y una belleza que cortan el aliento

Material explosivo, inestable, armas afiladas y peligrosas, las palabras que Carballal ha escrito para ambos son una batalla actoral que surgió de una beca del Teatro Pavón Kamikaze. No extraña, pues, que sea Israel Elejalde quien se ponga al frente de este montaje, con una mirada modesta, permaneciendo en un inteligente segundo plano.

Elejalde lo fía casi todo al trabajo preciso de los actores y juega brevemente, lo justo, con algún vídeo, unas acertadas iluminación y música, y una escenografía corpórea de Mónica Boromello que nos sitúa en dos únicos ambientes, la casa de él, donde ella se ha instalado ahora, y el restaurante que ella posee al margen de su carrera de escritora. Es una dirección sin sobresaltos, pausada y hermosa.

Garrido está magnífico. Devora con el humor experimentado de David lo que le rodea, sobreponiéndose a la primera impresión que su particular forma de interpretar provoca

Lo importante es el qué. Y el quiénes. Aquí son Francesc Garrido y Mar Sodupe. Intérpretes de madurez también que integran perfectamente el dolor y las dudas de sus respectivos personajes. Hay en el escenario una química maravillosa, un conflicto triste que lo inunda todo. Garrido está magnífico. Devora con el humor experimentado de David lo que le rodea, sobreponiéndose incluso a la primera impresión que su particular forma de interpretar, con un cierto manierismo, provoca. Cuando uno lleva un rato viéndole meterse en la piel del veterano escritor, con su mirada irónica y su descreimiento, entiende que ese raudal de energía contenida, de clasismo estirado, es lo que pedía a gritos el personaje. Sodupe tiene otro registro del que cabría decir lo mismo: su introspección, esa tristeza resignada y más silenciosa con que impregna al comienzo el papel de Marta, está en el tono justo. Ambos conmueven y contribuyen a que La resistencia sea no solo un texto memorable sino también un montaje hipnótico.


Autora: Lucía Carballal. Director: Israel Elejalde. Intérpretes: Francesc Garrido y Mar Sodupe. Escenografía: Mónica Boromello. Iluminación: Paloma Parra. Espacio Sonoro: Sandra Vicente-Estudio 340. Vestuario: Sandra Espinosa. Iluminación:Nata Moreno.  Teatros del Canal. Madrid.

Estrellas Volodia

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