Puro marxismo

LA VERDADERA HISTORIA DE LOS HERMANOS MARX

Groucho, Harpo, Chico e incluso Zeppo han regresado, por gracia del teatro en La verdadera historia de los hermanos Marx. He ahí el gran logro de este divertido homenaje a los autores de Sopa de ganso y a su humor, una jerga sintáctica y corporal que ha pasado a la historia y que, en manos de la compañía Meridional Teatro, se revela como dignamente imitable.

Buena parte del mérito lo tiene el brillante texto de Julio Salvatierra, un dramaturgo inteligente y dúctil que igual revisa a Italo Calvino o Edmond Rostand como se atreve a lanzar “grouñidos” en el desierto, nuevos y juguetones, y logra que el galimatías parezca “marxismo” puro.

Álvaro Lavín, juega al cine, incluso al falso documental, en un montaje dinámico y ocurrente en el que el “qué”, apenas una “trama-boutade”, se desinfla ante el “para qué”: el homenaje

El director, Álvaro Lavín, juega al cine, incluso al falso documental (impagable la historia de Ghandi), en un montaje dinámico y ocurrente en el que el “qué”, apenas una “trama-boutade” sobre un robo de películas que los Marx resolverán a su alocada manera, se desinfla ante el “para qué”: el homenaje. En este sentido, los actores se hacen fuertes en lo que los americanos llaman “impersonation”, desde Lavín como el sísmico Groucho hasta el mudito Chico de Eugenio Villota, sin olvidar a “sus” secundarios: ahí está, por ejemplo, una divertida Margaret Dumond interpretada por Paloma Vidal.

Toda la obra es Una noche en la ópera cambiando algunas coordenadas. Un espectáculo ágil e hilarante que recuerda a esas bandas-tributo que tocan canciones de los Beatles con virtuosismo pero sin aportar mucho de sí mismas. Ésa es su debilidad: quienes conozcan la trayectoria de Meridional echarán en falta ese toque personal, en el fondo y en la forma, de obras como Calixto o Miguel Hernández.


Autor: Julio Salvatierra. Dirección: Álvaro Lavín. Reparto: Álvaro Lavín, Marina Seresesky, Paloma Vidal, Chani Martín, Eugenio Villota, Iván Villanueva. Escenografía y vestuario: Elisa Sanz. Teatro Fígaro-Adolfo Marsillach. Madrid.

Crítica publicada originalmente en La Razón, recogida en Notas desde la fila siete (Septiembre 2009).

Estrellas Volodia

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *