LA VIOLACIÓN DE LUCRECIA
Hay espectáculos en los que, inevitablemente, la atención sobrepasa al objeto para centrarse en el sujeto. Más allá de ser un bello y violento poema de Shakespeare -un texto de juventud, seguramente, desconocido para mucha gente-, superlativo en algunos de sus versos y de hondo calado trágico, el nuevo montaje del Teatro Español, La violación de Lucrecia, se convierte en un acto de reivindicación. Un pedestal para una inmensa actriz, Nuria Espert, a cuya fama no han hecho justicia en los últimos años sus trabajos, bien por sus elecciones -pienso en el fiasco de Hay que purgar a Totó-, por ella misma, ya saben que el mejor escribano hace un borrón -en un montaje interesante como Play Strindberg su aportación fue irregular-, o incluso porque no hubiera batutas que la ayudaran a brillar. Continuar leyendo “Espert, por la puerta grande”