YERMA
“He matado a mi hijo”, clama Yerma, cuando ha matado a su esposo. Ha aniquilado al futuro, claro, al hijo que ya no tendrá y que no podría tener de ninguna forma con un hombre estéril o impotente o, muy posiblemente, homosexual en una España profunda en que esas cosas no podían ser. Hay algo que la vincula con Medea y que es terrible e inconveniente en esta figura lorquiana de enorme poesía y rebeldía. Se han visto muchas Yermas en nuestra escena. Esta nueva de Juan Carlos Martel Bayod en el CDN, con producción del Lliure, tiene belleza en su base -una propuesta orgánica de arenas negras- y fuerza en su reparto, pero en algunos momentos parece que caminara no sobre tierra negra sino sobre arenas movedizas. Continuar leyendo “Arenas movedizas”