Un bocata de puro amor

UN BAR BAJO LA ARENA

El Centro Dramático Nacional celebra su 40º aniversario. Y no podía haberse regalado nada mejor que este pequeño gran montaje, un recorrido sentimental por la historia de sus tablas que ha encargado al dramaturgo José Ramón Fernández (Nina, Las manos, Hoy es mi cumpleaños…) y que dirige Ernesto Caballero, actual director de la institución. El resultado es tan luminoso y emotivo como erudito. Un viaje a los entresijos y anécdotas de la profesión teatral de hace décadas, la que dio vida a un edificio que es mucho más que cuatro paredes, y en parte a la de ahora.

Para ello, Fernández recrea el mítico bar del Teatro María Guerrero, hoy desaparecido y convertido en Sala de la Princesa. Por allí, ante los ojos del público, pasarán, como en un sueño en el que realidad y ficción se mezclan en varias capas -la obra, lo onírico, los personajes, los actores, lo fantasmal incluso- todo el que fue alguien en la historia del teatro, desde Adolfo Marsillach a Juan José Otegui, de Paco Ochoa a María Asquerino, de Julia Gutiérrez Caba a Mario Gas… La lista de los que van apareciendo por el bar es larga, de Manuel de Blas a Nuria Espert, de Víctor García a José Pedro Carrión Andrés Mejuto (actor que falleció en un ensayo en el propio teatro, hoy convertido en nombre que corre de boca en boca como una presencia)…

“Ante los ojos del público, pasarán, como en un sueño en el que realidad y ficción se mezclan en varias capas, todo el que fue alguien en la historia del teatro”

Y junto a ellos, por la sala/bar desfilan quienes por allí pasaban a conseguir un autógrafo, a pedir una caña, a coger fuerzas con los celebrados bocatas de anchoas y queso o a darle la letra a una veterana actriz. O a vivir allí, casi a diario, como nuestra compañera la periodista Rosana Torres -encarnada por Carmen Gutiérrez-. Como ella, muchos rostros conocidos y activos hoy en día se convierten en personajes de esta ficción documental, conviviendo con otros que forman ya parte del pasado. Por no hablar de la larga lista de menciones, que no acabaríamos.

Perfectamente dirigidos por la mano sabia de Caballero, veteranos como Pepe Viyuela -cansa ya recordar lo actorazo y lo todoterreno que es este clown triste al que muchos aún sitúan sólo en la comedia-, conviven en escena con jóvenes como Raquel Salamanca. Hay un maestro de ceremonias, que es el barman del mítico bar, Blas, al que encarna un poderoso Janfri Topera, en una de esas interpretaciones para el recuerdo y la emoción.

“El bocadillo de nostalgia con el que Fernández y Caballero han decidido homenajear al CDN es una tapita, un aperitivo humilde, pequeño, pero sabroso y repleto de ingenio”

Y con ellos, otros nombres sólidos junto a jóvenes actores. Poco a poco, todos pasan a ser parte de la gran familia del María Guerrero, el mariguerri, como lo llama la profesión teatral, convertidos en Aurora Redondo o en Nuria Espert, como hace Isabel Dimas, actriz en estado de gracia en cada una de sus apariciones en este montaje, o un fabuloso Juan Carlos Talavera, que lo mismo le pone rostro a Paco Ochoa que al valle-inclanesco Don Latino de Híspalis. Maribel Vitar, Julián Ortega en la piel de otra criatura de Don Ramón María, el Fuso Negro, una presencia constante y atávica sacada del imaginario de las Comedias Bárbaras, Jorge Basanta, que lo mismo es Hamlet que el Lopajín de El jardín de los cerezos, Ione Irazábal, Carmen Gutiérrez… La compañía es amplia y si algunos sobresalen, en general todos trabajan con acierto.

El bocadillo de anchoas y queso, que es lo mismo que decir bocadillo de nostalgia, con el que Fernández y Caballero han decidido homenajear al CDN es una tapita, un aperitivo humilde, pequeño, pero sabroso y repleto de ingenio. Es un bocata de amor al teatro. Y donde estén un par de huevos fritos, hechos con cariño eso sí, que se quite la cocina de autor.


Autor: José Ramón Fernández. Dirección: Ernesto Caballero. Intérpretes: Jorge Basanta, Isabel Dimas, Luis Flor, Carmen Gutiérrez, Ione Irazábal, Dani Moreno, Julián Ortega, Francisco Pacheco, Raquel Salamanca, Juan Carlos Talavera, Janfri Topera, Maribel Vitar, Pepe Viyuela. Escenografía: Mónica Boromello. Iluminación: Tomás Muñoz. Música y espacio Sonoro: Luis Miguel Cobo. Vestuario: Juan Sebastián Domínguez. Teatro María Guerrero (Sala de la Princesa). Madrid.

Estrellas Volodia

Una respuesta a «Un bocata de puro amor»

  1. ALDO RUIZ, CARMEN GUTIERREZ, CRITICA TEATRAL, DANI MORENO, EL TEATRERO, ERNESTO CABALLERO, FRANCISCO PACHECO, IONE IRAZABAL, ISABEL DIMAS, JANFRI TOPERA, JORGE BASANTA, JOSE RAMON FERNANDEZ, JUAN CARLOS TALAVERA, JULIAN ORTEGA, LUIS FLOR, MARIBEL VITAR, PEPE VIYUELA, RAQUEL SALAMANCA, SALA DE LA PRINCESA, TEATRO MARIA GUERRERO, UN BAR BAJO LA ARENA 2 comentarios EL FUNERAL : NI SIQUIERA CONCHA VELASCO LOGRA RESUCITAR UNA COMEDIA SIN CHISPA Y QUE NO ESTA A LA ALTURA DE SU INMENSA CATEGORIA

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