La verdad de la mentira

MISÁNTROPO

Qué mala cosa acostumbrarse a la excelencia. El presente de Miguel del Arco parece un “loop”, en el que una y otra vez nos mostrara un mismo y soberbio espectáculo. ¿Estamos viendo la sobresaliente La función por hacer? ¿La redonda Veraneantes? No puede irse más lejos, ¿no? ¿O sí? Cómplices necesarios, el director y dramaturgo y su elenco favorito, con Israel Elejalde a la cabeza –aunque sus obras son siempre corales y en ésta casi todos tienen su ración de gloria escénica–, vuelven a mostrar la mejor versión de sí mismos en Misántropo. Continuar leyendo “La verdad de la mentira”

Estrellas Volodia

Tribueñe no pierde el paso

LA CASA DE BERNARDA ALBA

El pequeño Teatro Tribueñe ha consolidado en los últimos años una trayectoria coherente de gran repertorio de texto y un estilo propio con puestas en escena elegantes, bella musicalización y gran trabajo actoral. Algunos de sus montajes son redondos (Por los ojos de Raquel Meller) y otros no tanto, pero aun así resultan recomendables (Bodas de sangre). El resultado de lo anterior es una media de calidad elevada. Esta Casa de Bernarda Alba de original concepto estético tiene momentos memorables en los que Hugo Pérez de la Pica e Irina Kouberskaya se alejan del andalucismo tan cansino asociado a Lorca y prueban otro nivel de lectura: el folclore. Continuar leyendo “Tribueñe no pierde el paso”

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La venganza de la Velasco

HÉCUBA

José Carlos Plaza se acerca a Eurípides de la mano de Juan Mayorga, con quien ya tuvo una acertada colaboración en Fedra. En Hécuba el texto es limpio, inteligible e intenso. Mayorga en estado puro en otro gran trabajo. Y la apuesta estética de Plaza, impactante: ruinas, piedras, humo y andrajos de hermosura equívoca firmados por Pedro Moreno recrean la desgracia de Troya tras el caballo de marras. A Plaza, sin embargo, le cuesta dar con el ritmo en el arranque: hay diálogos forzados –el Ulises de José Pedro Carrión parece una pica más de los invasores clavada en el escenario– y parlamentos sin garra, por no hablar de algún prescindible número musical. Continuar leyendo “La venganza de la Velasco”

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Piura inconquistada

LA CHUNGA

El teatro de Mario Vargas Llosa no es un apéndice más de su obra, sino un cuerpo literario complejo y vivo, con carácter y sello propios, en el que el juego entre lo real y lo imaginado es una constante. Así, en La Chunga, obra seminal y la más representada del Nobel peruano, al margen de lo rico y variado de su lenguaje, que se zambulle en la marginalidad de los barrios más pobres de la ciudad peruana de Piura, y lo ágil de su carpintería teatral, Vargas Llosa juega a la arquitectura– temporal–, construyendo viajes de los recuerdos al presente, y del presente a lo nunca ocurrido, o a lo acaso ocurrido. Continuar leyendo “Piura inconquistada”

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Ortodoxia pinteriana

VIEJOS TIEMPOS

Da la sensación de que abordar un texto de Harold Pinter ha de convertirse en un ejercicio de distancia, un tira y afloja verbal entre criaturas de hielo. Es una opción, inapelable, pero no necesariamente la única. En ese sentido, este Viejos tiempos que dirige Ricardo Moya es un montaje tan correcto como ortodoxo. O al menos, sigue lo que podríamos llamar la ortodoxia pinteriana. Deeley y Kate, que reciben la visita de Anna, están tan alejados entre sí como de la enigmática amiga, de cuyo pasado común  irán recuperando diferentes perspectivas con las que el Nobel británico evidenció la fragilidad de lo evidente. Continuar leyendo “Ortodoxia pinteriana”

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El espectáculo debe continuar

FOLLIES

Qué hermoso epílogo: “Hay que vivir, hay que querer, hay que reír”. Sonaría a pastel, a receta de autoayuda, si durante las tres horas anteriores no hubiéramos asistido a un carrusel sin concesiones llamado existencia, con su brillantina y sus harapos, una historia cargada de nostalgia, crueldad y resignación cantada por un maestro que hace musicales que no parecen musicales, Stephen Sondheim. La excusa elegida por el neoyorquino en Follies –cuatro décadas ha tardado en llegar a Madrid, inexplicable– es homenajear a su querida profesión, a través del viejo cabaret de variedades, un género en extinción. Pero hay más que eso en una historia cargada de brillo y decadencia. Continuar leyendo “El espectáculo debe continuar”

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Artistas de la taxidermia

NADIE LO QUIERE CREER

Como un Lázaro ajeno a su destino, La Zaranda muere y resucita en Nadie lo quiere creer, su más reciente espectáculo, subtitulado La patria de los espectros; también el más oscuro y macabro, una composición naturalizada –no por teatro naturalista, nada más lejos de lo que La Zaranda cultiva actoralmente, sino por los guiños de taxidermia de esta fábula de andalucismo gótico– en la que junto a aves disecadas, los de Jerez meten en cloroformo al ser humano. Continuar leyendo “Artistas de la taxidermia”

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Tiernas batallitas de la abuela

DELICADAS

Es paradójico: las mujeres que retrata Delicadas tienen poco de delicadas. Son de esas hembras de armas tomar; un matriarcado discreto, eso sí, pero no delicado. Mujeres que, pese al contexto bélico que les tocó vivir, no tiemblan al desnudarse para mandarle una foto a su novio al frente, o que apoyan a su hombre aunque éste sea un percusionista pesado que le da la tabarra a todo el pueblo. Tierno y divertido homenaje a nuestras madres, tías o abuelas, aquellas mujeres que vivieron la Guerra Civil, este viaje fragmentado en breverías –marca ya de la casa– escritas y dirigidas por Alfredo Sanzol, mantiene el nivel elevado de su anterior dramaturgia, aunque el tono busque otros territorios. Continuar leyendo “Tiernas batallitas de la abuela”

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Flotats, el gran insolente

BEAUMARCHAIS

En manos adecuadas, los grandes personajes ofrecen posibilidades dramatúrgicas a su escala. Brecht engrandeció, si cabe, a Galileo, y Casona a Quevedo, dotándoles de ese soplo de vida que el aséptico ensayo histórico proscribe y el teatro exige. Beaumarchais, en ese sentido, es una biografía –y lo es más que los ejemplos anteriores–, pero ante todo un retrato, el de un hombre apasionante y apasionado por todo: las mujeres, la literatura y la política. Y, por encima de todo, la vida y la libertad. Continuar leyendo “Flotats, el gran insolente”

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Espert, por la puerta grande

LA VIOLACIÓN DE LUCRECIA

Hay espectáculos en los que, inevitablemente, la atención sobrepasa al objeto para centrarse en el sujeto. Más allá de ser un bello y violento poema de Shakespeare -un texto de juventud, seguramente, desconocido para mucha gente-, superlativo en algunos de sus versos y de hondo calado trágico, el nuevo montaje del Teatro Español, La violación de Lucrecia, se convierte en un acto de reivindicación. Un pedestal para una inmensa actriz, Nuria Espert, a cuya fama no han hecho justicia en los últimos años sus trabajos, bien por sus elecciones -pienso en el fiasco de Hay que purgar a Totó-, por ella misma, ya saben que el mejor escribano hace un borrón -en un montaje interesante como Play Strindberg su aportación fue irregular-, o incluso porque no hubiera batutas que la ayudaran a brillar. Continuar leyendo “Espert, por la puerta grande”

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